Nos habían hablado estupendamente de este restaurante, situado en La Moraleja, exclusivo barrio/urbanización de Madrid, lo cual entraña el tremendo peligro de las grandes expectativas, que muchas veces nos acaban defraudando de una manera un tanto injusta. Pero este no es el caso de Enrich, que ha superado el reto con matrícula de honor gracias a una “sencilla” receta que pocos saben poner en práctica:
excelente calidad del producto,
cuidados platos elaborados, tanto en su concepción como en su ejecución, de manera primorosa y un
entorno apropiado, lo que incluye un atento y amabilísimo trato y una recomendable terraza de verano.
Además, para intentar capear la crisis, los precios se han ajustado al máximo, y ahora son un aliciente más como atestigua, por ejemplo, el
Menú Tradición, que por 35 euros comemos maravillosamente, aunque recomiendo, nunca mejor dicho!!, dejarse guiar por el encantador matrimonio
Enrich, propietarios del restaurante en donde
Víctor está al frente de la cocina, mientras que
María organiza la sala, para confeccionar un
menú degustación con mucho sentido de altísima cocina, en donde no pueden faltar las exquisitas
vieiras con yogurt y aromas de curry y cilantro, que van acompañadas de una curiosa, y crujiente, verdura llamada ficoide glacial, el vistoso y riquísimo “
Rissotto Enrich 2006”, elaborado con remolacha y manzana verde, el
carpaccio de presa ibérica, o la
Gamba roja de Denia a baja temperatura, suquet, reducción de vino rancio y contrastes marinos, que es una perfecta lección de “sabor”.
Alta cocina de verdad con una magnífica presentación que se transforma en un placer para el paladar con suculentas novedosas combinaciones pero sin apostar por la estridencia… sin duda,
una visita obligada, más aún, para los aficionados a los platos dulces, que deberían acudir en peregrinación solo para probar la “
tarta de queso con confitura de higos, cristal de guirlache y crema inglesa al moscatel” o el resto de postres sin “malabarismos pirotécnicos”.
Además, para intentar capear la crisis, los precios se han ajustado al máximo, y ahora son un aliciente más como atestigua, por ejemplo, el Menú Tradición, que por 35 euros comemos maravillosamente, aunque recomiendo, nunca mejor dicho!!, dejarse guiar por el encantador matrimonio Enrich, propietarios del restaurante en donde Víctor está al frente de la cocina, mientras que María organiza la sala, para confeccionar un menú degustación con mucho sentido de altísima cocina, en donde no pueden faltar las exquisitas vieiras con yogurt y aromas de curry y cilantro, que van acompañadas de una curiosa, y crujiente, verdura llamada ficoide glacial, el vistoso y riquísimo “Rissotto Enrich 2006”, elaborado con remolacha y manzana verde, el carpaccio de presa ibérica, o la Gamba roja de Denia a baja temperatura, suquet, reducción de vino rancio y contrastes marinos, que es una perfecta lección de “sabor”.
Alta cocina de verdad con una magnífica presentación que se transforma en un placer para el paladar con suculentas novedosas combinaciones pero sin apostar por la estridencia… sin duda, una visita obligada, más aún, para los aficionados a los platos dulces, que deberían acudir en peregrinación solo para probar la “tarta de queso con confitura de higos, cristal de guirlache y crema inglesa al moscatel” o el resto de postres sin “malabarismos pirotécnicos”.
