Se trata de una visión muy subjetiva y personal del señor Zipprick que ataca frontalmente a Ferrán Adriá desvelando curiosos detalles, pero sin preocuparse de mostrar opiniones contrarias a las suyas. Un monologo ideal en el que todo encaja, pero me temo que peca de ser excesivamente populista, prueba de ello es la frase de la portada que acompaña al título: De cómo la cocina molecular nos sirve cola para papel pintado y polvo extintor.
Sin duda, un libro muy recomendable, pero que debemos contrastar con otras opiniones.
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